05 October 2007

UN JÓVEN DE VERDAD


por Felipe Berríos, SJ

Joven, hace algunos años que dejé de ser joven, así que necesito que vivas tu juventud y me contagies con ella. Por eso quiero advertirte que tengas cuidado, pues hay muchos que no quieren que seas joven. Porque ser joven de verdad, a veces, para algunos, es peligroso. Un joven casi no tiene pasado, todo se le presenta como futuro, como posible. Por eso que no tiene ataduras ni conflicto de intereses; por el contrario, busca ser auténtico. Un joven de verdad quiere comprometerse, quiere amar, quiere dar la vida por algo, quiere exprimir la vida. Un joven de verdad quiere estar lúcido para no perderse detalles y es fino espiritualmente. Los jóvenes de verdad no son como los prototipos que nos presentan los medios de comunicación: bonitos, despreocupados, centrados en ellos mismos y serviles al sistema. Un joven de verdad es consciente del mundo que lo rodea, le molesta lo que está mal, la injusticia, la inconsecuencia y la hipocresía.

Por eso, si eres un joven de verdad ten cuidado, porque serás peligroso. Te querrán anular, te llenarán de miedos, te harán creer que estás de visita en la vida y que nada puedes tocar ni cambiar. Se las ingeniarán para que no reflexiones y no cultives tu interior y así poderte manejar. Te programarán como ellos quieren. Te harán competir y ver al otro con desconfianza, no como tu prójimo. Te harán actuar en la vida un rol que no es el tuyo, y por eso, en los ratos libres, querrás evadirte en un carrete que te haga desahogar tanta frustración acumulada.

No dejes que te utilicen. El tarro de cerveza o de bebida que, una vez vacío, aplastas es una advertencia de lo que te están haciendo. No podrás aplastar un tarro que está lleno, su contenido hace que incluso te puedas parar en él y te resiste. Pero un tarro vacío es muy frágil, lo aplastas con tu pie, como fácilmente te aplasta el sistema.

Al igual que el tarro, es tu contenido lo que te hace fuerte. Usa tu tiempo libre, tus vacaciones, para descansar y pasarlo bien, pero no te evadas en el carrete. Reflexiona; no hay nada más subversivo que leer y pensar. Nada te hará más libre que el pensamiento propio. No tengas miedo a equivocarte, el riesgo de seguir tu ideal te dará más adrenalina que cualquier carrete. Es más, existe un único fracaso de verdad en la vida, que es por miedo: no haber fracasado nunca.

No dejes que el trago y la droga te atonten, te hagan manejable. Te invito a un placer de verdad: a experimentar adrenalina pura, jugándotela por un ideal. No tengas miedo a ser distinto, no son los tatuajes del cuerpo los que te hacen diferente o irreverente, son tu modo de pensar y tu consecuencia con tu pensamiento.

Joven, no renuncies a ser joven, los que somos más viejos tenemos miedo a que seas un joven de verdad y nos desordenes lo que por años hemos ido ordenado o que nos hagas preguntas, que nos cuestiones nuestro modo de vida. Pero también necesitamos con urgencia que seas un joven de verdad, para que así nos sacudas de nuestro letargo y no nos dejes acostumbrarnos a lo que nunca nos deberíamos haber acostumbrado. Recuerda el tarro vacío, no dejes que te aplasten, no dejes que te vacíen de contenido. Aprovecha las vacaciones, conversa, observa, lee y piensa, sobre todo piensa...

J.B.

PD: es un poco inconsecuente de mi parte subir esto, pero mi conclusión es que se debe carretiar y wueviar mientras se pueda, disfrutar la juventud....pero hay que mantener los ideales en alto, saber cuando parar y lo más importante: pensar, cuestionarte , reflexionar y expresar....PIENSAAAA!!!!!!!....

PD2: acá van 1 link de supuesto interés:
  1. Entrevista a Stalin (traten de leerla sin prejuicios, independientemente si les gusta o no Stalin): http://accionproletaria.com/2007/index.php?option=com_content&task=view&id=58&Itemid=2

02 October 2007

Encuentro personal con el Che Guevara


LA CARA DE LAS COSAS
En el grupo estaba, entre otros, el periodista Elmo Catalán, próximo a Carlos Altamirano, que también moriría en la guerrilla de Bolivia, pocos años después, siguiendo las huellas del Che.
Por Camilo Taufic

Como director de un periódico de centroizquierda, a mis 26 años, yo había cumplido con todas las leyes de la piratería antes de estar sentado esa mañana de enero de 1964 frente al escritorio del Che Guevara, en el quinto piso del Ministerio de Industrias, en La Habana, junto a un grupo de invitados chilenos: 1) me había robado de la Embajada de Cuba en Santiago una revista "Verde Olivo", órgano oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ese país, donde aparecía un artículo suyo que conmovería al mundo algún tiempo después; 2) lo había recortado a la mitad, para reproducirlo sin su permiso y hacerlo caber en nuestras escasas páginas, y 3) no sólo le había cambiado el título, sino que había transformado un texto teórico en uno informativo, al trasladar sin ningún miramiento la última parte del original a la primera, y viceversa, siguiendo la inexorable norma periodística de que lo más importante es lo que debe ir en el lead.

Así, la clásica obra de Ernesto Che Guevara, "La guerra de guerrillas: un método", que hoy se puede encontrar en 15 idiomas en Internet, con sus 39 mil 367 caracteres, quedó reducido a unos 17 mil en la fugaz revista "Mundo", semanario de tamaño tabloide con oficinas en Amunátegui 30, frente al Colegio de Periodistas, bajo el título-anuncio, en enormes letras, que decía: "NUEVA ESTRATEGIA DEL CHE: LA GUERRA SERÁ CONTINENTAL" ¡Nada menos que el anticipo y el sustento ideológico que lo llevaría a encarnar sobre el terreno sus postulados, a partir de Bolivia, donde sería finalmente hecho prisionero y asesinado el 8 de octubre de 1967!

Formábamos el grupo de visitantes chilenos, entre otros, el periodista Elmo Catalán, próximo al socialista Carlos Altamirano, que también moriría en la guerrilla de Bolivia, pocos años después, siguiendo las huellas del Che; un par de jóvenes dirigentes democratacristianos; Elena Pedraza, del Partido Comunista, viuda de su ex secretario general, Ricardo Fonseca; y dos o tres integrantes más, de otras militancias. Era un momento en que, en Chile, se había agudizado el debate entre las dos vías, pacífica o armada, y se iba imponiendo la primera, dada la proximidad de las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1964, a las que se presentaría una vez más Salvador Allende, para ser derrotado por Eduardo Frei Montalva.

En la izquierda chilena, por influencia del Partido Comunista, y especialmente de su dirigente Orlando Millas, se había producido un cierto silenciamiento de las posiciones cubanas, en particular las del Che, que no vacilaba en criticar el modelo soviético, un fetiche para el PC local. Nuestra publicación del artículo de Guevara había roto ese cerco de silencio, lo que en definitiva -presumimos- nos valió la invitación a los festejos del 2 de enero de 1964 en La Habana, quinto aniversario de la Revolución, pese a que nuestra posición política, como revista, era en el fondo socialdemócrata, y de gran amplitud.

El Che, como era su costumbre ante los invitados que recibía en su despacho, abrió una ronda de preguntas y respuestas. El primer turno fue para los democratacristianos, y luego me tocó a mí.

-¿Y a qué te dedicas tú, chico?
-Bueno, dirijo dirigía una revista poco conocida, que se llama "Mundo", y...
-¡Pero a esa revista yo sí que la conozco! -exclama el Che, haciendo refulgir sus ojos. Empuja su sillón giratorio hacia atrás, tira del cajón central del escritorio, lo abre de un golpe, y extrae un ejemplar del Nº 6 de "Mundo, la revista que hacía falta", 1º de octubre de 1963, con su artículo clásico "enchulado" por este servidor, anunciado en portada y que ocupa dos páginas interiores, bajo grandes titulares y fotografías.
-¡Pero tú cambiaste totalmente el orden de mis ideas! -me regaña con voz fuerte, pero con una cara que es más de complicidad que de enojo. -¿Cómo es esto, caballero?
-Bueno, comandante, vimos en su escrito una primicia que nadie había captado. Por el bloqueo, lo que se publica en Cuba no se conoce afuera. Quisimos difundir unas ideas tan importantes...

El Che, que estaba fumando un puro de 15 centímetros, guardó silencio un segundo, sacudió la ceniza, y volvió a preguntar: -¿Y qué hay de esa revista? Por qué dices que la "dirigías"...? ¿Te pidieron el puesto? -No comandante, se acabó el "Mundo". Publicamos su artículo, y al número siguiente tuvimos que cerrar.

Entonces se rió de buena gana. Todos nos reímos. Y el Che dijo: -Lo voy a anotar en mi pistola; voy a hacerle una marca más... Y luego se dirigió a otro de los invitados, para proseguir la conversación.

de aquí lo saqué: http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20071001/pags/20071001185617.html

J.B.